Música para la Consagración.

Este momento es tan importante en la misa, que cuando esta se ofrecía en latín, como la gente no lo entendía, se hacían tocar unas campanillas para que los fieles lo reconocieran. Durante esta fase, el sacerdote repite las palabras que Cristo dijo en la última cena. Algunos curas no permiten que la música suene durante esta fase, pero en caso de que consienta, la música no solo no estorba, sino que puede ensalzar aún más la relevancia de este momento de la eucaristía. Por este motivo, la música para la consagración debe tener unas características muy similares a las del ofertorio:

  • Debe ser recogida y lenta.
  • Si es posible, de carácter religioso.
  • Debe ser tocada con una intensidad adecuada. Dado que la Palabra es la protagonista durante estos momentos, el volumen debe ser el adecuado para ajustarlo a la intensidad de la voz del cura. Para ello, las agrupaciones de cuerda integradas por violines, violas y violonchelos son óptimas, ya que pueden graduar el volumen a placer.

Nuestras propuesta son:


Air de la Suite en Re nº3, de Bach

Se trata de una de las obras más famosas de Bach, además de ser una del top ten de la música barroca.

 

Adagio, de Albinoni

Sin duda, la mejor música para la consagración encuentra en esta obra su máximo exponente.

 

Himno nacional de España

Muy demandado para bodas militares. Se suele tocar al término de la Consagración.

 

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